El Día del Trabajador constituye un nuevo desafío que nos convoca a todos
Cada 1º de mayo, el calendario nos convoca a detenernos y honrar a quienes, con su esfuerzo cotidiano, construyen el presente y el futuro de nuestra patria: las trabajadoras y los trabajadores. En la Argentina, este día no es sólo un símbolo internacional de lucha y dignidad obrera; es también un capítulo profundo en nuestra historia de reivindicación de derechos, justicia social y lucha colectiva.
Desde las primeras movilizaciones obreras en el siglo XIX hasta las conquistas laborales consagradas en el peronismo, la Argentina ha sido tierra fértil para las causas del trabajo digno y el reconocimiento de quienes sostienen la economía real con sus manos, su ingenio y su compromiso. Aquella histórica gesta de los mártires de Chicago se enlaza, en nuestra tierra, con las luchas de los obreros de la Patagonia, de los ferroviarios, de las fábricas ocupadas y de cada trabajador que se organizó en defensa de su salario, su tiempo y su dignidad.
El legado de Juan Domingo Perón y Eva Perón, pilares de la justicia social como principio rector de la vida nacional, puso al trabajador en el centro del proyecto político argentino. La Constitución de 1949, luego derogada por gobiernos de facto, consagraba los derechos del trabajador, del niño, de la ancianidad y de la familia como garantía del bienestar colectivo. Esa raíz permanece viva en la memoria de nuestro pueblo y nos interpela constantemente a los que nos reconocemos justicialistas.
En sintonía con esta tradición, el magisterio de la Iglesia Católica, especialmente desde el Concilio Vaticano II, ha reivindicado con fuerza el valor del trabajo y así lo dice en su documento constitutivo: “el trabajo humano procede inmediatamente de personas creadas a imagen de Dios y llamadas a prolongar la obra creadora”. El trabajo no puede ser reducido a mera mercancía ni sometido a la lógica del descarte.
El Papa Francisco, hijo de esta misma tierra argentina, ha continuado y profundizado este pensamiento en encíclicas como Laudato Si’ y Fratelli Tutti. Ha denunciado con claridad los atropellos del sistema económico que excluye y margina, y ha elevado la voz por una economía que sirva al ser humano y no al revés. Francisco nos recuerda que “el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, porque no sólo es medio de subsistencia, sino también de realización personal y comunitaria”.
Hoy, más que nunca, en un mundo sacudido por crisis económicas, desigualdades estructurales y nuevas formas de precarización, es urgente volver a poner en el centro la dignidad del trabajo. Hacer memoria de nuestras luchas es también proyectar un futuro de solidaridad, organización y justicia.
En el municipio de Tigre nos reforzamos día a día en generar las mejores condiciones para crear nuevos empleos, fomentando la inversión pública y privada, así como brindando la capacitación necesaria para que todos nuestros vecinos puedan acceder a un empleo.
Como intendente y como peronista, creo en la dignidad del trabajo y por ello, junto con todo el equipo que me acompaña en la gestión, estamos constantemente pensando y diseñando estrategias y políticas públicas que generen las condiciones para la creación de nuevos empleos, siempre con la consigna de no dejar a nadie atrás y entendiendo al trabajo como el gran ordenador social en nuestra comunidad. Creemos que estamos en el camino correcto y en ese camino perseveraremos hasta lograr que, a pesar de la crisis que sufre nuestra Patria, Tigre sea un distrito ejemplar de igualdad y productividad.
En este Día del Trabajador, quiero rendir homenaje a cada mujer y hombre que labra el suelo de la patria con dignidad, a cada sindicato que defiende conquistas, a cada joven que sueña con un empleo digno, a cada desocupado que ya no goza de la dignidad del trabajo y que espera recuperarla, y a cada jubilado que contribuyó con su vida y su historia a la grandeza de nuestra Patria y que hoy están siendo olvidados y reprimidos en sus justas protestas. Que el espíritu de comunidad, de justicia social y de amor al prójimo, inspirados en nuestra propia historia como peronistas y en las luchas de quienes buscan un país con equidad y trabajo, con producción y soberanía, nos impulse a construir una Argentina más justa, más humana y más fraterna.
Julio Zamora
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